“Hay quienes ven la historia republicana del Perú como unacueva de bandoleos o un muladar que sólo merece desprecio o condena Algunos, encambio se pecipian en su recino paa querer convertirlo en un santuario y venerar en él a los antepasados propios y ajenos. Y nofaltan los que se embelesan, comoante un tesoro, ante el dao escueto. Aquí se ha buscado, ante todo, comprensión, objetividad, coordinación, ensamble, sin odio para nadie , tratando de superar el aolondamieno, la vehemencia elencono la suciedad y la mezquindad plagas de la vida criolla. Al procura que se haga la “toma de conciencia” de un pasado tan turbulento y tan escabroso y al mismo tiempo tan peruanos como es el período de la república en nuestra historia, se está buscando, en realidad, una forma de maduración nacional.
Tomar conciencia de la historia es hacer del pasado eso: pasado. Ello lleva a aceptarlo como carga de gloria y de remordimientos; pero implica, además, percibir que lo muerto, por el hecho de haber vivido en forma irrevocable, ya dejó de ser y hay que asimilarlo al patrimonio del presente. Somos productos del ayer y estamos viviendo en parteen lo que de el quedó al deslizarse para convertirse en presentepotodas pares nos rodea; pero a la vez tenemos que afrontar nuestra propia vida con sus propios problemas, comoindividuos, como generación, como pueblo, como Estado, como humanidad”.
Jorge Basadre
“De niño, el Perú fue para mí, como para muchos, lo soñado, lo esperado, lo profundo; el nexo que unía a la lealtad al terruño y el hogar que invasores quisieron cortar, la vaga idea de una historia con sus fulgores y sus numerosas caídas y la fe en un futuro de liberación”.
domingo, 22 de agosto de 2010
Palabras de Basadre
"Jamás he estado al servicio de grupos social, política o económicamente dominantes. Me he negado repetidamente a escribir libros bajo auspicios oficiales o conectados con herederos o testaferros de personajes auténticos o supuestos aunque todo esto ha podido darme provecho que bien necesitaba porque nunca he sido hombre rico. Nunca me he parapetado cuando he escrito mis trabajos en asuntos libres de riesgo. Jamás me refugié en la comodidad de una erudición como otros lo hacen, considerándola como una especie de Algebra que apenas unos cuantos pueden descifrar. Siempre me he dirigido en el lenguaje más claro y franco posible a un público mayoritario buscando dentro de los límites de mi capacidad ir a una especie de educación de adultos. Mi despreocupación en lo que respecta a provechos o beneficios inmediatos ha llegado hasta el extremo de que jamás acepté escribir textos escolares con los cuales algunos profesores, a quienes no critico, se han hecho millonarios; y esta actitud se debió a la circunstancia de que en mi concepto, los planes y programas eran malos. Tampoco acepté la insinuación que varias veces se me hizo para que escribiese una historia de la República resumida o simplificada en un volumen que me hubiera producido jugosos beneficios, pero que era incompatible con un concepto según el cual en un país como éste, donde escasean o no existen monografías especializadas son necesarios planteamientos minuciosos sobre distintos temas de orden político, económico, social o cultural."
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